miércoles, 13 de julio de 2011

Vagón de tercera.


"…Este vagón esta tan sucio; y tarda tanto…

 …mi pobre niño…

Tan cansado y tan incómodo, aun así, duerme,

…yo también quisiera dormir…

Por lo menos ya no estamos apretados,

 …esta cosa tarda tanto…

¿Cuándo van a inventar el autobús?,  ¿cuándo van a inventarme un trabajo, en vez de excusas y albergues y caridad?

…dicen que en américa hasta el pan sabe mejor…

Ojala tuviera para tomar el “vapor”, pero nosotros no estamos para aventuras ni para viajes, la abuela sabia lo repetía siempre que  le contaba que soñaba con un barco rodeado solo de mar, de cielo y de gaviotas cayendo dentro de las olas, me decía la vieja, “nosotras estamos para parir y para cuidar niños, nuestros hijos niños y nuestros maridos niños, y nuestros papás recién nacidos, para cazar ratones con sartenes y batidores, y para arrugarse como papel viejo en una silla” y vaya que tenía razón, miro me en esta banca oxidada, oxidándome, con todas estas arrugas que me inflaman la memoria, las arrugas de mi abuela dormida en su silla sin despertar, a pesar de los gritos y los llantos, y los rezos de otras abuelas;  las arrugas de mi madre que "por culpa de ellas nos morimos de hambre" decía,  “ ya no me levantan como antes” decía, y los cayos y cortadas en los brazos de mi marido, esos que cargaron el cuerpo del  hijo mayor, sin aliento, sin calor, sin vida ni tumba ni flores, ni Dios; sus brazos, que luego de eso ya solo sabían cargar licores

...ya siento el hambre…

mejor dicho, la siento más fuerte, pero la manzana es para el niño, cuando se despierte, cuando bajémos del tren…"


"Le Wagón de Troisiéme Classe." Honoré Daumier.



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